jueves, 4 de marzo de 2010

Para ver claro el camino: oración, sacramentos y dirección espiritual

Tratad de conocer a Jesús de modo auténtico, profundizad en su conocimiento para entrar en su amistad. El conocimiento de Jesús, rompe la soledad, supera la tristeza y la duda, da sentido a la vida, frena las pasiones, eleva los ideales, capacita para ayudar a acertar en las decisiones. Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida.

Buscadlo a través de la oración, en el diálogo sincero y asiduo con Él. Hacedle partícipe de los interrogantes que os van planteando los problemas y proyectos propios. Buscadle en su Palabra, en los santos Evangelios, y en la vida litúrgica de la Iglesia. Acudid a los sacramentos. Abrid con confianza vuestras aspiraciones más íntimas al amor de Cristo, que os espera en la Eucaristía. Hallaréis respuesta a todas vuestras inquietudes y veréis con gozo que la coherencia de la vida que Él os pide es la puerta para lograr la realización de los más nobles deseos de vuestra alma joven.

Madurad en el recogimiento y la oración la elección que vais a hacer: si la voz del Señor resuena en lo más íntimo de vuestro corazón, quered escuchadle. «Si escucháis hoy mi voz: no endurezcáis vuestro corazón».

¿Quién se atreverá a decir que no al Señor que te llama? Nadie puede permitirse equivocar el camino de su vida.

Por tanto, meditadlo bien, rezad para tener la luz necesaria en vuestra elección y hecha la elección rezad todavía más para tener la fortaleza de permanecer, caminando siempre «de manera digna del Señor, procurando serle grato en todo».

«Señor, que vea»; que vea, Señor, cual es tu voluntad para mí en cada momento, y sobre todo que vea en qué consiste ese designio de amor para toda mi vida, que es mi vocación. Y dame generosidad para decirte que sí y serte fiel, en el camino que quieras indicarme para que sea sal y luz en mi trabajo, en mi familia, en todo el mundo.

El sacramento de la penitencia, es un medio singularmente eficaz para el crecimiento espiritual. Indispensable para el fiel que habiendo caído en pecado grave quiere retornar a la vida de Dios.

La dirección espiritual, que puede llevarse fuera del contexto del sacramento de la penitencia e incluso ser llevada por quien no tiene el orden sagrado, ayuda a superar el peligro de la arbitrariedad a la hora de conocer y decidir la propia vocación a la luz de Dios.

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