La obra que el Señor realiza en nosotros es una obra de Amor y con toda certeza, un camino de felicidad. Sin embargo, esta obra, que es su voluntad, exige de nosotros la renuncia a todo aquello que nos impide amarlo con todas nuestras fuerzas.
La vida consagrada implica renunciar a todo para vivir como El. Leamos el testimonio de un hermano de la comunidad de Vida Shalom que nos habla de la felicidad de la renuncia por Cristo y luego meditemos: Mc 8, 34-38
"Quien quiera venir conmigo que renuncie a si mismo, tome su cruz y me siga" (Mt 16, 24)
"Un dia Dios me llamó, como a sus discipulos a seguirlo, dejando todo por amor. Impulsado por ese amor decidi entregar mi vida e mi juventud a él. A lo largo del tiempo seguir a Jesús y ser su discipulo se transformó en mi deseo y mi querer.
En la Comunidad de Vida estamos llamados por amor a Jesucristo e a su reino a una renuncia total a nuestros proyectos humanos, a nuestros planes personales y expectativas en el futuro, debiendo estar dispuestos a renunciar a todo.
Hoy consagrado a Dios en la Comunidad de Vida aparecen muchas cosas para renunciar, ofertar, entregar gratuitamente, encontrando asi el sentido y el valor de cada renuncia. Necesitamos perder la vida, renunciar a punto de perderla, porque quien pierde la vida a causa de Jesús se salvará. Dios nos ayuda en este camino que lleva a la verdadera felicidad"
(Alexandre Lopes da Silva, comunidad de vida Shalom, brasil)
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Hace 5 años