El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento le preguntó ¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? Es una historia sobre mí? El abuelo respondió: estoy escribiendo sobre ti pero más importante que lo escribo es el lapiz que estoy usando. Me gustaria que fueses como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz intrigado y no vio nada en especial. ¡Pero si es igual que todos los lapices que he visto en mi vida! Todo depende del modo en que mires las cosas, dijo el abuelo. En este lápiz hay ciertas cualidades que si consigues mentenerlas harán de ti una persona que viva en paz con el mundo.
1) Puedes hacer grandes cosas, pero nunca olvides que existe una mano que guia tus pasos. A esta mano nosotros la llamamos Dios y El siempre te conducirá en dirección a su voluntad.
2) De vez en cuando se necesita dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace que el lapiz sufra un poco, pero al final está más afilado y escribe mejor. Por tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores porque te harán mejor persona.
3) El lapiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
4) Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por tanto cuida siempre lo que sucede en tu interior.
5) El lapiz siempre deja una marca, haz de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, asi que intenta ser conciente de cada acción.