viernes, 25 de diciembre de 2009

Vida consagrada

La perfección de la caridad a la cual son llamados todos los fieles implica para quienes asumen libremente el llamado a la vida consagrada la obligación de practicar la castidad en el celibato por el Reino, la pobreza y la obediencia. La profesión de estos consejos en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia es lo que caracteriza a la vida consagrada.
El estado religioso es una de las maneras de vivir una consagración más intima que tiene su raíz en el bautismo y se dedica totalmente a Dios. En la vida consagrada los fieles de Cristo se proponen, bajo la moción del Espíritu Santo, seguir más de cerca a Cristo, entregarse a Dios amado por encima de todo y persiguiendo la perfección de la caridad en el servicio del Reino, significar y anunciar en la iglesia la gloria del mundo futuro.
Nacida en oriente en los primeros siglos del cristianismo y vivida en los institutos canonicamente erigidos por la iglesia, la vida religiosa se distingue de las otras formas de vida consagrada por el aspecto cultural, la profesión pública de los consejos evangélicos, la vida fraterna lleva en común y por el testimonio dado de la vida de Cristo en la iglesia.

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